"lAs CaLuMnIaS dE pUtA cIuDaD pErTeNeCeN aL pUeBlO"


jueves, 30 de julio de 2009

El de la ciencia médica como lenguaje afín al pornográfico





por María García
http://www.maria-garcia.com.ar/
maganet_@hotmail.com




En algo se parecen el enciclopédico muestrario de morfologías y anormalidades de que dispone la ciencia médica con el exuberante catálogo de atributos físicos y posibilidades que el lenguaje pornográfico propone.

Pero no sólo en eso, hay varios puntos en los que estos dos lenguajes, con raíces profundas en la psique humana y con no poca participación en los avatares de nuestros destinos como civilización occidental están coinvolucrados.

En su histórico devenir la ciencia se anticipó a los postulados de la pornografía en cuanto a desvelar, mostrar, con total prescindencia del sentimiento amoroso, las formas y funciones del cuerpo humano sin dejar nada en la sombra ni librado a la imaginación.

El subjetivismo, la participación del sujeto y del copartícipe, cualquiera fuere, se limita a una cuestión fáctica; en la ciencia será lo que es posible con los recursos técnicos, los conocimientos científicos adquiridos y la pericia del practicante en conjugar estos primeros; en la práctica pornográfica la destreza física, la novedad tecnológica y la sumatoria, cuando no amontonamiento de factores llega a producir el hartazgo y la alienodependencia que caracteriza a los acríticos tiempos de mimetismo con la acumulación capitalista.

La belleza, la emoción estética se sustituyen por el de un extraño abultamiento que rayana la caricatura. Cierto es que la caricatura de la pornografía, en su prosaica escalada hacia las medidas y las funciones hipertróficas, no puede sino mover a risa e involucra a unos pocos, mientras que la caricatura de la ciencia reviste consecuencias nefastas y puede arrastrar a multitudes en sus divertidos equívocos.

Ambos lenguajes poseen un discurso casi exento de adjetivaciones subjetivas, poseen nomenclaturas especiales no incluidas en el lenguaje cotidiano, están excluidos de los debates considerados sociales y parecen discurrir en carriles asintótitcos con el temario recurrente de los medios de difusión. Ambos poseen bibliografía y público específicos. Su análisis por parte de la población común promueve la circunspección y un incómodo sentimiento de inferioridad cuando se trata del lenguaje científico mientras que, cuando de lenguaje y mundo pornográfico se habla, es invariable la socarronería y la extraña sensación de que nos hemos trasladado a una especie de cuarto secreto del cual todos conocen la existencia.

Hay algunos aspectos en los que estas prácticas se diferencian claramente y hasta se dirigen a la conquista de polos opuestos. Mientras que por razones de utilidad, la ciencia se ocupó en gran parte del cuerpo con patologías, el ámbito de la vitalidad y el derroche de salud son los propios del pornográfico. Asimismo, otro punto en que se distancian es en cuanto al deseo sexual. Mientras el lenguaje científico anula el surgimiento del deseo sexual, el lenguaje pornográfico es al único al que apela.

Sería interesante también indagar en el campo que trasciende a la práctica, la literatura y las imágenes que acompañan a estos lenguajes, esto es, los fines y principios de ambos, pero esa aproximación excede los límites de este ensayo.