Osvaldo Bazán. Critica de la Argentina.
17.03.2009

La llevaron a una cancha de fútbol a la nena. Hicieron un pozo y la metieron ahí, desde las tetitas para abajo, enterrada. Con un pañuelo en la cabeza para que no siga seduciendo hombres de a tres. La nena gritaba desesperada, se retorcía la nena, para alegría de los mil hinchas fanáticos que en la tribuna gritaban de emoción, excitados con el juego. En la cancha, cincuenta tipos dispuestos a hacer justicia rodearon a la chica. Y entonces apareció el camión. El camión estaba lleno de piedras. Así de grandes las piedras. Los cincuenta tipos, libres de todo pecado, agarraron las piedras y con la fuerza del que se sabe justo impartiendo justicia, le acomodaron los piedrazos en la cabeza a la nena de 13, la pecadora seductora destruye hogares.
Después de un rato, con la hinchada ya entusiasmada, vino el aguafiestas. Un médico. El médico hizo pasar a las enfermeras que sacaron a la chica del pozo. La revisaron. Y sí, por suerte no estaba muerta y podía seguir recibiendo justicia. La volvieron a meter en el pozo para el segundo tiempo. Algunos parientes de la chica quisieron quejarse, allá al fondo. La policía por suerte siempre presente pegó unos tiros y todos se calmaron. Ah, murió un nene, pero bueno, avisaron que el policía va a ser castigado.
Todo esto es absolutamente real.
Ocurrió hace menos de medio año.
El 27 de octubre de 2008.
La nena se llamaba Aisha Duhulow (foto). Su abuela vive en Mogadisco, Somalia. El hecho ocurrió en Kismayu, una ciudad portuaria al sur del país. Las autoridades de la ciudad, donde Aisha hizo la denuncia, son una coalición entre el clan Al Shabab y las milicias del clan. Los de Al Shabab dijeron que la nena estaba contenta de ser juzgada por su delito. Los tres violadores no fueron buscados.
La noticia fue, claro, noticia en todo el mundo. Reuter distribuyó un cable a todo el mundo. Hubo marchas y quejas. Hubo pedidos de informes y Amnesty se puso como loco.
En la Argentina sólo el sitio Tucumannoticias.com pegó el cable.
Ni el aristocrático La Nación, ni el vendido Clarín, ni el ultraká Página/12. Ni siquiera este diario, tan cosmopolita él. Acá estábamos a punto de terminar con Bailando por un sueño y discutíamos por entonces la imputabilidad de los menores. No teníamos tiempo para el mundo.
El mundo está ahí y ya no lo vemos.
En Somalia también hay un montón de gente a favor de la pena de muerte. A quién matar es lo de menos. Lo importante es que hay gente que está convencida de ser tan moralmente superior que sabe que puede tirar la primera piedra. Lo importante es que se creen con ese derecho. La Argentina se está llenando de somalíes. Qué pena.