
Después del insuperable pastor, guía incólume, opíparo pábulo moral, semáforo unívoco y rector férreo de la vida civil y espiritual de nuestros editores, vamos a inaugurar una nueva sección en la que nos damos a publicar trabajos y acciones de nuestros azarosos corresponsales en el Mundo. El Mundo, o sea: el Interior (Córdoba y sus adyacencias), y el Exterior (Santa María de Europa y periferias transnacionales). Aplicaremos la estratagema ética de un mórbido pluralismo, ya que al pluralismo lo llevamos internalizado incluso en nuestros propios marotes filoesquizos. A continuación el filósofo nacional popular Alberto Buela, infatigable corresponsal y protagónico en los correos de nuestra editorial, para dar comienzo al asunto, se despacha sobre las vicisitudes de nuestra lengua madre en el mundo y arroja la por lo tanto arrojada tesis de que parlamos la lengua mundial primera en el ranking (ranquin).