Diego Aloras y La Máquina de la Sensibilidad en Rosario
Hace un par de viernes algunos de los integrantes de la cúpula de Puta Ciudad no apropincuamos al ex Salamanca del Bajo – aquel ámbito nocturno conocido por tener el record local de chombitas por metro cuadrado –, invitados por el “Pedroaznar de Pichincha”, nuestro viejo amigo Facundo Peralta, para escuchar un recital, la presentación en Rosario de Diego Aloras y La Máquina de la Sensibilidad, con nuestro pichón Peralta a cargo del bajo eléctrico – por otra parte genial performer y narrador oral de Pizzería Argentina (Rioja y Paraguay como todos saben)-. Y fue una suerte y un buen momento no sólo de rencuentro entre viejos camaradas, roqueros jubilados y tránsfugas nosotros, y roqueros expatriados a Santa María del Smog – ellos -. Fue una suerte también porque coincidimos en que nos encontramos con un inquietante espectáculo y un acting musical buenísimo. Aloras, nos pareció, es un showman ejemplar y por lo oído un cantante y compositor más que interesante con unas letras a tener en cuenta y unas formas melódicas singulares, variedad de cosas que extrañamente nos hacían acordar a Veloso como a Bowie, a un Prodan más afinado y prolijo mezclado con un Sabina glamoroso. O en fin… Había algo en todo ello de pop inclinado con cierta sutileza para el lado del cantautor y con una banda atrás (o adelante) con cierto aire de funk-soul y una briza de jazz en la guitarra de la izquierda (de la izquierda de nosotros que estábamos en la mesa uno). ¡Hurra!
[Aquí y arriba el citado Peralta con su manager exclusivo en la hermana república de Córdoba]
