

Yo estudiaba la carrera de filosofía, estudiaba como un animal, además escribía, entre la literatura y la filosofía, leía los clásicos, fardos enteros, escribía de todas las formas, además trabajaba, o hambreaba, hacía de todo, incluso estaba al pedo bastante, tenía una vida o algo parecido, publicar no publicaba, qué es eso, hasta que un día con un vaso de vermut en la manos bajó en lenta caída directa desde el cielo una especie de fantasma monstruo entidad con la forma de Martín Karadagián y otro atrás, también vermut en mano, con la de Martín Heidegger, alrederor del 3 4 o 5 de abril del año 2000. Me bardearon un poco, se daban cachetadas, hablaban un poco en griego o algo sí, me preguntaron si era de Central, les dije que estaba leyendo el “Nietzsche” (el de Heidegger), son boludeces dijo uno de los martines, el dúo “Los Martínez” debe ahora retirarse, vamos a lo de Tessandori a cumplir otra vez con la misión. Es siempre así dijo el del cortito; dale una mano a Peucelle, lee directo del alemán.
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C.Cavallo