
¿Cual si no? ¿Y porque no? ¿Y si no cuando? ¿Y donde? Es el momento crucial, antes del bajon del domingo por la tarde. Antes que cruce a la avenida del escepticismo. Hoy es el dia de la metralleta de signos, concubinatos de signicados y divorcios de significantes. Es la manera mas facil de ver para un ciego, la forma mas excitante para una actriz porno y la mas codiciada de un analfabeto. La escritura como tal es elixir en esta vida de tiempo completo o full time. Anglicismos y neologismos aceptados por la Real Academia Española.
Es un bestiario en mi imaginaciòn en tiempo real, una asociaciòn libre de desertores de manicomios, càrceles, familias y escuelas. Por eso, salte al vacìo del papel, para zafar de la rutina del histrionismo oportunista de mi alma. Con calma desparramo una sopa de letras en mi màquina del tiempo y el censor de mi conciencia pide un break para recibir un cross a la mandibula de mi matriz. Cicatriz como en una relaciòn de pareja al borde del ataque de nervios. Ni dios, ni patria, ni hogar, ni te entiendo cuando hablas, loco. Poco a poco se fue monopolizando en mi estructura osea un complejo habitacional con vista al rio y eso que estaba en contra de la propiedad privada. Cegada fue mi luz por la que disputè el eclipse de mis cinco sentidos. Arrepentido, vuelvo a la casita de mis viejos. Alli me apropie del ùnico espacio de libertad: el sòtano. Lugar lùgubre, con olores rancios, paredes que reflejaban dibujos, sombras y bocetos de una vida infantil perdida en una mezcla de arena, cal y portland. De dardos clavados en la araña Estela, sus ocho patas eran mi agenda cultural. Lunes: Piluso, Martes: Polenta con pajaritos, Miercoles: la plaza de la Cooperacion, Jueves: diapositivas en lo del primo, Viernes: limpieza y aseo personal. Sabado: ruleta por plata, Domingo: jugar al doctor con mi vecina. Y la ultima pata: utilizada como talismàn a cualquier lado que vaya. Hasta hoy, hasta siempre.
Nino Triputi