
Pedro Manique Figueroa es el personaje más perfecto y al mismo tiempo más imposible para un documental, simplemente porque vivió todas las vidas posibles. Se extiende en el tiempo y en el espacio: estuvo cuando el atentado a Gaitán, fue parte de las vanguardias clásicas, frecuentó la más bohemia noche de Bogotá, dijo presente en los momentos de giro brutal de la política colombiana. La evocación de Ospina es tan persistente como su vocación para construir la fugacidad de su legado: el director sabe muy bien que el arte de narrar un personaje (mostrar-esconder, mostrar-esconder) consiste no tanto en centrarse en él sino en permitirse abandonarlo y volver sobre él. Y para lograrlo, dinamita la unicidad estilística recurriendo a una suerte de arqueología contemporánea de las distintas técnicas y los más heterodoxos materiales, como la animación, las incrustaciones textuales, los archivos fraguados o las traducciones idiomáticas falsas. Esperamos a Pedro Manique Figueroa como si fuera el Harry Lime de Ospina, y ya se sabe que la búsqueda puede ser más inquietante que el encuentro.
Luis Ospina Director Cinematografico
Puntuacion: 3 QLM